jueves, 11 de diciembre de 2014

4. Ni el sol ni la luna.

No hablaré ni del SOL ni de la luna, porque no están a mi alcance, pero hablaré del color de tus ojos azules y de tus pupilas grandes.
Juro que la naturaleza me da igual cuando te deseo, ya que eres la vida, mi vida, la naturaleza no es más que alguna de tus PARTES.
Es muy triste depender de alguien, pero tus pestañas son los hilos que controlan CADA uno de mis latidos y tu precisión es formidable.
No llores porque las penas tuyas provocan en mí el desastre, no suspires que ya envejezco; no te enfades que se caen las gaviotas de nuestro cielo gris. 
Nuestros pájaros negros se ríen ante tu palidez inhumana, se ríen de la luna que AHORA se cree mujer bella y descuidada.
Que me llamen loca pero ni el sol ni la luna, brillan tanto COMO CADA uno de los pavimentos de tu piel.

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