miércoles, 1 de abril de 2015

25. Orgasmo sabor Beethoven

Meterte mano en una habitación oscura;
que el mundo se inunde a nuestro alrededor.

Besarte,
llenarte el cuerpo a versos
hasta sentir la dureza
en tus erguidos senos.

La espontaneidad de Ludwig
parece estrellar mis oídos
contra la armadura de tu pecho.

Repito,
uno, dos, tres, cuatro
veces nuestro ritual
que mejor censurar
por si alguien lee esto.

En el cuatro, justo en el tercer
movimiento de la novena sinfonía;
minuto cincuenta y seis;
segundos  mil trescientos ochenta y tres coma cuatro


llega el orgasmo:
sórdido, terrorífico, tentador,
sabor a Beethoven mi amor,
sabor a ti al poner los ojos en blanco.

Mi sátiro de estrellas
hoy ha bajado para seguir
los pasos de tu luna negra
y bailar un vals con ella.

No sé si eres mi musa
o si solo alimentas mi imaginación.

Me descuido un momento
para fumar "el cigarrillo de después".

Desde la ventana te veo salir corriendo
y veo que mis próximos veintitrés poemas
van detrás de ti, agarrando con las uñas
tus muslos y tu corta falda.