Hay momentos en los que de tanto ver la vida
pierdo la cabeza y la piel.
No soy poeta
ni mamo ambrosía en los brazos de Dios
ni siento como sienten los genios.
Solo sé cagarme en la puta
y hablar del olvido en situaciones de emergencia
cuando no sé nada del olvido
cuando continuamente recuerdo las palizas que me da el sol
y las agitaciones que me provoca la luna.
La calma no existe
y yo digo No a la razón
y No a la locura.
Solo sé cerrarme y decir No
No a ninguna ayuda
No a quien la ofrece.
Pero sigo y sigo y sigo hablando del olvido
cuando la ternura intenta abrazarme
y maniobro para meterme en el odio.
Sigo diciendo No y No y No
a los sentimientos que intentan asfixiarme
mientras miro un cristal roto.
A veces sufro de oír este monosílabo
que moldeo repetidas veces con la tinta que sale de mis dedos.
Yo siempre moldeo No y No y No
por eso no permito que me llamen poeta
porque solo sé negar las estupideces
que tanto abundan en este limbo.
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